Aquel gigante, aquel coloso helado

Es verdad. Te lo reconozco. En aquella época aún hacía cosas parecidas para hacerme el valiente delante de las muchachas. Pero esa vez fue diferente, lo juro. Aquel gigante, aquel coloso helado, ¿qué podía tenerlo así?

Recuerdo que el corazón me iba a estallar cuando le hice notar mi presencia. Una mirada vacía. Eso fue todo lo que me dedicó. No estaba dispuesto a compartir su dolor. Ni siquiera a aplastarme. Eso ya hubiera sido darme algo. O quizás sí que lo hizo. Quizás fue el primero en mostrarme que el mundo no giraba a mi alrededor, aunque yo he tenido que hacerme viejo para darme cuenta, hermano.

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